Voy hablarles del Perú, en este país hay un afán muy grande por hacer de la comida una experiencia única e irrepetible. Si bien uno puede pasarse todo un año probando un plato diferente, es inevitable amanecer, en cualquier día del año, queriendo repetir algunas de esas delicias que ya se han saboreado, y aun así la experiencia sigue siendo nueva. Comer en el Perú es disfrutar de los sabores de todos los tiempos, es como leerse un libro de síntesis de historia nacional. Cualquier plato de la culinaria peruana empieza por los productos regionales de estas tierras de nobles pueblos antiguos (Chavines, Mochicas, Paracas, Nazcas, Incas, etcétera); luego aparece el aporte colonial, cebollas y especias de la España mora e hidalga aderezan los sabores; y sin dar espera de más tiempo, emerge la sazón africana con tambores y asados impecables de viseras y salsas de negritudes oprimidas y felizmente liberadas; cuando uno piensa que ya todo está listo, ahí está dando su toque milenario, los sabores del oriente, Chínenses y Japoneses, que con sus condimentos, verduras y técnicas enriquecen la preparación.
Los sabores peruanos de ahora son platos locales en sus orígenes, enriquecidos con todas estas olas de migraciones que hacen del Perú, como dice Arguedas, "País de todas las sangres", yo digo "País de todos los sabores". Un ceviche preparado con el cuidado japonés, el limón del sur este asiático, la cebolla española, un poco del cilantro árabe, la pesca variada del rico mar peruano, junto a la papa Inca (aquí papa dulce) y el maíz americano, hacen de este plato un sabor que remueve profundamente las papilas gustativas de solamente pensarlo. Ah, no hay buen ceviche peruano si este no tiene abundante picante adornándolo. Y mientras se lleva a la boca estos olores y gustos aculturados, cada probada será mágica si solamente está acompañada de tambores africanos incorporados a los valses peruanos.
Así, cada uno de los platos reconocidos cada vez más internacionalmente y aquellos platillos existentes solamente para la gente de las localidades, son una experiencia única e inigualable. Un lomo saltado (regionalización del preparado oriental: salteado), un ají de gallina, una papa a la huancaína, cualquier chifa, picarones, anticuhos que sin son callejeros son mejores, y así una lista larga de recetas por preparar y probar. “Comer” en el Perú es tan real que para que sea una verdad no es costoso hacerlo, y cualquier picantería (restaurante típico) sea de gourmet internacional o de comensales de esquina, no hacen alguna diferencia, si acaso quizá los muebles, porque la preparación y el sabor siempre son más que deliciosos. Cuando vayas al Perú no pares de comer.
# by Anónimo - 1/11/09 2:43 a. m.
anita dice: sin palabras, tal como me contaste aquel día que me animabas a ir a conocer (como tu me decias)el peru profundo, hoy te creo mas ue antes y comprendo lo que dices aqui... quiero volver al peru solo por comer... jajja, mentiras tambien el mar y toda la arqueologia que vi ahi. muy lindo Anita
# by Nando Bonatto - 1/11/09 9:10 a. m.
Me lo debo, como tantas otras cosas,un buen viaje por nuestra tierra ,desde el sur que bien conozco hasta el norte en que me encuentre con las aguas cálidas -esas que esquivan mis costas marplatenses-en el medio la sierra y la costa peruanas,caminar adonde caminaron pueblos que levantaron piedras antes muchos antes que llegaran los españoles con hambre de oro y plata.
Quiero conocer digo la patria de la papa,reina universal de la cocina
# by E. Silva A. - 1/11/09 9:35 a. m.
Bonnatto, me enorgullece leer su comentario, no esperaba más, después de estar siguiendo sus escritos, este comentario no son simples reportes de su lectura, son versos que van complementando esta experiencia de nuestra Sur América.
# by Camila - 1/11/09 4:44 p. m.
Evert, mal posso esperar para ir ao Peru.
# by Anónimo - 1/2/10 3:03 p. m.
Viajar al Perú y dejar de comer estando allá es imperdonable.