Nací y crecí en los arenales de Trujillo en Perú,
ahí mi organismo inició la ruptura de la vieja runa
y emergió esta traza en que habito ahora.
Escapé lejos del sol y el mar,
de los cielos y las dunas encandecidas,
llegué hasta la sabana verdecida.
Ahí continúo mi manifiesta mutación,
avancé hasta morfa de alazán y centauro,
se me dio de pastar por frías llanuras.
Ya soy Queirón que galopa mejor que el berebere,
buscón de algún sueño donde acomodarse,
acaso refugio de alguna tibia noche.
Salgo a galopar cada mañana
cargando mi mediana humanidad,
preparando la siguiente migración.
A dónde iré a parar,
hasta dónde se me conducirá.
Dejo todo eso al sendero que me ha de llamar.
# by Viviana Álvarez - 15/9/09 11:15 a. m.
Con un lenguaje sublime e impecable, tu decir se instala en el lector. Imágenes profundas que llevan a otras dimensiones...