¿Salud Democrática?

Cómo se puede dejar la salud en manos de la economía, cómo se puede entregar la salud de las personas para garantizar “la salud” de unas cuantas empresas aseguradoras. Por qué permitir que la salud y la felicidad de las personas sean llevadas a las reglas salvajes del mercado. La salud y la felicidad no son un poco de carne o un televisor plasma que se compra o se vende. La salud es un derecho inalienable de todos los integrantes de una comunidad, de una sociedad.

El bienestar humano es el fin de una sociedad madura, dispuesta a hacerse cargo de la salud y seguridad de todos aquellos que la componen y la edifican. No comprendemos las mentes deshumanizadas y antisociales que promueven leyes contra la salud de los colombianos, eso es terrorismo contra la salud democrática.

Con estas medidas legales solamente se salvaran, robustecerán avivarán los capitales de las empresas aseguradoras. Con estas leyes, además, la “salud” de los fondos estatales aumentará muy seguramente para seguir pagando informantes y costeando la Seguridad Democrática.

El precio de nuestra seguridad democrática está lesionando gravemente nuestra seguridad médica. Por qué no mejor reducir los gastos de la guerra interna, si se trata de una tarea que debería de estar 100% lograda por las Fuerzas Armadas -tan vigorizadas estos últimos mandatos uribistas pero que hasta la fecha de hoy no la hemos conseguido. Este gasto debería de haber acabado hace cuatro años atrás, cuando el Presidente Uribe terminó su mandato, el mismo que fue conseguido gracias a las promesas de la Seguridad Democrática. Ya van ocho años –con aires de cuatro más posiblemente- y no hay seguridad democrática y con este ritmo tampoco habrá salud democrática.

Así como vamos, pronto, los hombres y mujeres de buen corazón, como son la inmensa mayoría de los colombianos, estarán confrontándose por su bienestar. Pronto estarán los médicos condenando a muerte a sus pacientes, y los enfermos queriendo matar médicos por negarles la salud. Pero no nos equivoquemos, las personas no asumen conductas represivas o contestatarias impulsadas por la nada, éste comportamiento es producido por las injusticias de quienes ostentan el poder y por la desigualdad que generan las leyes. Que no haya leyes que, beneficiando a la economía, controlen el proceder justo de los médicos y acaben con el ánimo de vida de los pacientes. Si un médico ha sido educado en las verdades de la salud, entonces no se le pida que mienta, restrinja o calle su voz, sus juicios profesionales; si se nos exige pagar un sistema de seguridad social en salud, entonces no restrinjan ni manipulen nuestras esperanzas.

Asistimos a la gestación de leyes que nos llevarán a realizar aquello que la conciencia de todos reconoce que no está bien, ¿qué diría Kant de esto?, ¿y Sócrates? (pensaría que no es solamente el sistema de justicia de la sociedad quien podría ordenar matarlo, sino que ahora también el sistema de salud social).

Contra toda desesperanza, ¡ojala!, salud y vigor para todos los humanos que nos veremos cobijados por estas leyes. Y no más salud a las políticas mercantilistas del gobierno, sus medidas nos está llevando a la boca del lobo, nos están arrastrando hasta la propia muerte.

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